BITCOIN: QUÉ ES Y CÓMO FUNCIONA ESTA MONEDA VIRTUAL
Cuando montamos un e-commerce o un m-commerce uno de los elementos que nos planteamos son las plataformas de pago que vamos a aceptar en ellos. Métodos como tarjetas de crédito o débito, transferencias o paypal están a la orden del día.
Un gran desconocido, que suscita a muchos desconfianza, es la moneda virtual, cuyo exponente máximo es Bitcoin.
El interés en las monedas virtuales se constata claramente por el incremento en el volumen de inversión en startups relacionadas con este tipo de tecnologías, que supera ya la inversión existente en los inicios de Internet .
También estamos viendo que los teroristas de ciberataques están pidiendo los «rescates» en esta moneda.
En España cabe destacar las inversiones realizadas por Bankinter en la startup española Coinffeine (el primer exchange descentralizado de Bitcoin) y por BBVA en Coinbase (el mayor procesador de Bitcoin del mundo).
Más de 150.000 comercios han dado el paso de incorporar las monedas virtuales, especialmente bitcoin, como alternativa a otros medios de pago en eCommerce.
Esta opción ofrece a los merchant varias ventajas respecto a los medios de pago tradicionales:
- No tiene coste (frente a las comisiones que pagan tradicionalmente, y que superan el 2 o 3% en cada transacción).
- El comercio recibe los pagos en su moneda (euros, dólares…) y se eliminan completamente la volatilidad, incertidumbres regulatorias y complejidad de bitcoin.
- La integración es muy simple, equivalente a la que tiene que realizar con cualquier TPV virtual o con
- Permite recibir compras desde cualquier parte del mundo, sin integraciones adicionales locales o adaptaciones a distintas monedas.
- No hay fraude, puesto que el usuario que paga con bitcoins es el único que puede realizar la transacción desde su wallet. Y por tanto, tampoco chargeback.
Es posible también pagar con bitcoin en comercios físicos.
En el terreno legal, países como Estados Unidos, Reino Unidos o Australia continúan regulando su uso y desarrollando aspectos tan concretos como el pago de impuestos.
Incluso en España se ha avanzado mucho en los últimos tiempos para clarificar el uso de Bitcoin . Un ejemplo es el caso de la mencionada Coinffeine, que es la primera empresa en el mundo constituida íntegramente con capital social en esta moneda virtual .
Qué es Bitcoin
Antes de empezar a abordar el uso de las monedas virtuales en eCommerce, explicaremos brevemente en qué consisten.
Bitcoin surgió en 2008 con la publicación de un documento en el que se establecían los fundamentos para un sistema descentralizado de generación e intercambio de monedas virtuales. Dicho sistema se sustentaba en la criptografía de clave pública (PKI-Public Key Infrastructure) que usamos de forma habitual, por ejemplo cuando navegamos a través de un conexión segura (https).
Innovación y nuevas tendencias en Medios de Pago
Todo usuario que quiere utilizar bitcoins tiene asignado un identificativo (dirección Bitcoin) que lleva asociada una clave pública (que todo el mundo conocerá) y una clave privada (que solo conoce el propio usuario). El intercambio de bitcoins (o fracciones de bitcoin) se realiza directamente entre dos usuarios, sin intermediario alguno, gracias a las operaciones criptográficas de firma y hash que se realizan con estas claves.
Pero solo esto no basta para que el sistema sea seguro, falta un aspecto clave del modelo: garantizar que A posee efectivamente el dinero que pretende transferir a B, en ese momento del tiempo. Y a diferencia de las monedas que conocemos, no hay una autoridad que lo haga (entidades financieras, bancos centrales, etc.), sino que se realiza de forma distribuida.
Las transacciones que se han generado desde el primer bitcoin son públicas, se registran en lo que podríamos entender como un gran «libro contable» a disposición de todos los usuarios conectados a la red de Bitcoin.
Este libro (que se denomina «cadena de transacciones» o Blockchain) está compuesto de miles de páginas (bloques) y a medida que se generan nuevas operaciones estas son validadas en tiempo real por el ecosistema, registrándose en nuevas páginas del libro, garantizando así que no se incluyen transacciones fraudulentas ni se alteran las ya realizadas.
Una vez generada una nueva transacción, se envía a la red con el objetivo de que se valide. El usuario que recoge esta transacción para su procesamiento la incorpora en un bloque de transacciones «en construcción». Este tipo de usuarios, que son capaces de escribir en el libro de transacciones, se conocen como «mineros».
Cada bloque está ligado a un bloque anterior y tiene registrado un Timestamp (sello de tiempo) que permite identificar en qué momento se ha generado. Por cada transacción que se añade se genera un hash, un identificador único para cuyo cálculo se incluyen todas las transacciones incorporadas al bloque (y que permite verificar su integridad; cualquier mínimo cambio sobre los datos originales dará como resultado un hash completamente distinto).
Este es el mecanismo que permite «ligar» unas transacciones con otras, agrupadas en bloques, como si fueran los eslabones de una cadena. Sin necesidad de intervención de terceras partes que actúen como «notarios» del proceso, se incorporan nuevas páginas del libro global de transacciones garantizando que nadie puede alterar su contenido una vez escrito en él.
Todo este proceso es muy costoso computacionalmente, puesto que implica comprobar la criptografía de toda la cadena para verificar que el Blockchain es correcto en todo momento. Y a medida que se van generando más y más transacciones, se hace más complejo.
Entonces, ¿por qué gastan tiempo y esfuerzo los usuarios de Bitcoin validando las transacciones? ¿Qué ganan con ello?
Como cabe esperar, no es altruista… aquel que en un momento dado haya conseguido incluir en un bloque una nueva transacción, obteniendo un hash con un número mínimo de ceros al principio, consigue «cerrar» dicho bloque y obtiene a cambio 25 bitcoins en la actualidad. Dicho de otra forma, añade una nueva página al final del libro de transacciones que incluye aquellas validadas por él, y se define una nueva hoja en blanco en la que existe una transacción inicial de 25 bitcoins hacia este minero como recompensa.
Dicha recompensa decrece a la mitad cada cuatro años. En 2017 se reducirá a 12,50 bitcoins, y así sucesivamente hasta llegar a 0 cuando se alcance el límite predefinido de 21 millones de monedas generadas (el 99% se habrá generado ya en torno al año 2040).
Conseguir esto es una verdadera lotería, ya que el resultado obtenido al aplicar la función de hash es aleatorio. Por tanto, quien quiera ganar este premio debe procesar un gran número de transacciones, hasta que encuentra por puro azar una que cumple la condición definida. Compitiendo en el proceso con los demás mineros por conseguir el premio (el poder de cálculo global de la red de Bitcoin supera el de los primeros 500 superordenadores del mundo).
Además, cada transacción puede incluir una comisión, que ganará el minero que consiga incorporarla en un bloque, para incentivar así el procesamiento. De hecho, esta recompensa será la única que consigan los mineros, una vez se alcance el número máximo de monedas generadas.
Este proceso se conoce como «minería» de Bitcoin y es la base que permite al sistema controlarse a sí mismo gracias al esfuerzo de cada individuo (que obtiene a cambio una recompensa), sin necesidad de intermediarios.
Cómo se usan los bitcoins
Nuestra nómina, que cobramos en euros, es en la práctica «dinero electrónico», apuntes contables que aparecen todos los meses en nuestra cuenta del banco. Llega a nuestra cuenta corriente, identificada por un código IBAN (una ristra de 24 letras y números) desde la cuenta de la empresa para la que trabajamos.
Y en la mayoría de las ocasiones, para hacer uso de este dinero realizamos transferencias a otras cuentas (para pagar facturas y recibos), o utilizamos nuestras tarjetas, que se identifican por otra sucesión de 16 dígitos.
En el caso de Bitcoin la filosofía subyacente es básicamente la misma. Las «monedas virtuales» se encuentran depositadas en «cuentas», las direcciones Bitcoin, que están formadas por una cadena de 27 a 34 caracteres (comenzando por 1 o por 3) como la siguiente:
1JoobiDXm9oogSrKQ5HrAWw5SLFmtRSizG
Usar bitcoins significa transferir monedas de una dirección a otra, de forma similar a como haríamos una transferencia de una cuenta bancaria a otra, pero en un proceso gestionado sin intermediarios (las entidades financieras) gracias al modelo descentralizado ideado por Satoshi Nakamoto.
Siendo un entorno distribuido y no regulado, ¿quién y cómo genera y asigna estas direcciones, y dónde se almacenan las monedas virtuales?
La clave son los wallets, disponibles como app para smartphones y como aplicaciones para PC.
La elección más útil y sencilla para utilizar bitcoins pasa por la descarga de un wallet para smartphone , existiendo múltiples alternativas disponibles en Android, iOS, Windows Phone o Blackberry. Nada más instalar la aplicación, ésta genera automáticamente una nueva dirección Bitcoin, con lo que podemos empezar a utilizarla sin más para recibir monedas. La app muestra la dirección en formato alfanumérico, así como un código QR (que se utiliza para recibir pagos desde otros wallet).
También presenta el «saldo» en bitcoins que tenemos en nuestra dirección, y su equivalente en euros en función del tipo de cambio en tiempo real, así como las transacciones que se han realizado (tanto de salida como de entrada).
Es posible también optar por alternativas como Blockchain (con más de 2.750.000 usuarios registrados en la actualidad) en las que además de disponer de la cartera en el móvil (tanto Android como iOS) los datos se almacenan «en la nube», pudiendo acceder también a través de un navegador.
Cómo se obtienen bitcoins
El proceso más habitual para obtener monedas virtuales pasa por comprarlas en «casas de cambio», a un precio determinado por la demanda existente en cada momento. Algunas de las principales casas de cambio por volumen en la actualidad son Bitstamp (UK), Bitfinex (Hong Kong) o BTCChina (China). Para ello es necesario realizar un proceso de registro similar al existente en cualquier banco online, exigiendo para poder operar una copia del documento de identidad (DNI o pasaporte), así como un recibo que permita verificar la residencia.
Conseguido pasar el trámite burocrático del alta y validación de la cuenta, el funcionamiento de todas estas entidades es similar: en primer lugar, el usuario debe realizar una transferencia (en moneda de curso legal) a una cuenta específica identificada por la casa de cambio. Una vez disponibles estos fondos es posible comprar las monedas, y transferirlas en pocos minutos desde la cuenta del usuario en la casa de cambio a su wallet, para poder ser utilizadas.
Igualmente, es posible enviar bitcoins a una casa de cambio para venderlos, y transferir este dinero de vuelta a nuestra cuenta del banco (mediante transferencia). También se pueden obtener bitcoins mediante otros métodos:
- Compraventa entre particulares (a través de mercados como Localbitcoins ).
- Mediante cajeros automáticos que permiten cambiar en el momento billetes por monedas virtuales (existen varios en España , tanto en Madrid como en Barcelona).
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